F.V.

Hoy no ha sido como otros días en los q todo el mundo sabe lo importante q es hacer lo q q hay q hacer lo más deprisa posible.
Hoy no había nada q hacer, nada q pudieramos hacer, solo esperar q llegara el momento y dejar q ocurriera. No estaba solo, estaba con su familia, y nosotros no le veiamos, solo veíamos el ritmo de su corazón a través de un monitor desde fuera de su habitación.
Pocas veces, creo q ninguna, había podido contemplar tranquilamente como es la línea q nos separa de lo q sea q nos espera en el otro lado.
De repente, el ritmo se rompe y el caos se apodera del esa línea, ya no hay un orden, ya no hay una función q cumplir.
Allí sentados, mirando esa línea verde (curioso q eliguieran el verde, color de la esperanza, para registrar la actividad de los corazones),callados, cada uno pensando en no sé q cosa, veo a una compañera con lágrimas en los ojos. Lagrimas por alguien q ha conocido apenás hace una hora, y me pregunto si es malo q yo no tenga esas lágrimas en mis ojos también.
Las ondas caoticas de ese monitor van cambiando su morfología e inperceptiblemete se transforman en una línea plana, sin ondas, sin vida...
Son casi las diez de la noche, muchas veces en mi turno se han muerto otros, pero pocas veces he podido ver esa línea cambiar y cambiar hasta dejar de ser, así sin hacer nada.
Y ahora... a casa, a seguir con esa vida q me ha tocado vivir a mi, sin pensar en la línea estable q, de momento,dirige el latido de mi corazón...Ojalá fuera más facil.