El puente

Por fin llegó el puente. Hacía un montón de tiempo que no tenía tantos días juntos. Todo preparado, Violeta y yo nos íbamos el sábado por la mañana, porq así nos evitabamos el jaleo de todo el mundo q seguro q salía el viernes. Zas, primer chasco, los de ETA q tienen a bien hacerse notar justo el viernes del puente y en todos los telediarios del mundo recomendando a la gente q no salgan de viaje, q lo dejen para el sabado. Ya claro, miles eramos el sabado en la carretera, pero vamos, q podías entablar una profuda conversación con el conductor del coche del carril vecino sin peligro a q quedara interrumpida.
No exagero si os digo q tardamos 4 horas Madrid-Villacastin (más o menos 56 km).
Ya medio muertas de hambre paramos en Villacastín a comer algo, y cuando le decims al paisano del bar q, por favor, nos ponga dos pinchos de tortilla, nos coloca en un platito os cuadritos de tortilla de 3 x 3 cm cada uno, no os describo la cara de Violeta, porq era todo un poema. Como la tortilla nos gustó, optamos por pedir un bocata, aunq yo no perdí el temos a q aquel buen hombre se presentara con una medianoche de tostilla de patatas hasta q no vi el bocata.
Ya con el estómago lleno llegamos a Salamanca, cuna del saber y del frio, madre mía q frío hace en Salamanca en invierno. El caso es q llegamos a la recepción del hotel tras varias vueltecitas por la ciudad y nada más vernos el recepcionista dice con un tonillo sibilino:
-"Menos mal q he cambiado la habitación, Porq tenían una con cama de matrimonio" y nos mira de arriba abajo. Nada, si llego a querer dormir arrechuchada con Violeta aquel papanatas nos hubiera chafado el plan, menos mal q no era el caso...o a lo mejor ¿intentaba insinuar algo?
La idea era relajarse, así q llegamos al Spa, y nos pasamos dos horas y media sumergidas en diversos tipos de piscinas, y aceites, y barros y otros aceites y más barro y otra vez al agua, el caso es q tengo la piel saturada de tanto mimo pero relajada, estoy más relajada q hace mil años.
Que te unten de baro hasta las cejas y te empaqueten en plastico a lo Laura Palmer en Twin Peaks, y te dejen tapadita con uan toalla en una habitación con velitas e incienso da un poco de reparo, os lo aseguro, y más si encima no puedes dejar de pensar q de esos chorrillos del techo seguro q luego sale agua fria y caliente, q debe ser lo q los del Spa entienden por relajación. Yo me relajé cuando me enteré de q podía quitarme el barro tranquilamente en la duchay cuando vi q el masaje me lo daba Carlos, ummm.
Por lo demás, Salamanca tan bonita como siempre, y tan marchosa. El viaje de vuelta, gracias a Dios en dos horas y media, con una paradita para repetir en el sitio de la tortilla.
Si necesitais relajaros ya sabeis, tengo la dire del Spa.